La leyenda de la Casa Lercaro
Una de las leyendas más misteriosas que encierra la ciudad de La Laguna en Tenerife, tiene que ver con una historia de fantasmas que encierra la Casa Lercaro.
En los solares de la calle San Agustín, se encuentra la casa del escribano público Gaspar Justiniani, fallecido en 1556. Su descendiente, Catalina Justiniani se casó en 1593 con el Teniente General de Tenerife, Francisco Lercaro, dando lugar a la unión de dos familias italianas. La pareja decidió vivir en dicha casa y tuvieron una hija a la que la llamaron Catalina.
Cuenta la leyenda que, tal y como era costumbre en aquella época, Francisco Lercaro obligó a su hija Catalina Lercaro, a la temprana edad de 13 años, a contraer matrimonio con un adinerado cacique de la isla. El padre de Catalina quería casar a su hija con este hombre de avanzada edad, por dos razones: la primera, porque así ella recibiría una dote millonaria lo que daría lugar a un aumento de las arcas del tesoro de la familia; y la segunda, porque así Catalina no se quedaría soltera.
Sin embargo, la joven Catalina no amaba a ese hombre, tan solo verlo o escuchar su nombre le producía un sentimiento de asco, repulsión y dolor en su corazón.
El día antes de la boda, su padre le recordó que debía de probarse el vestido de novia que le habían hecho a mano y que debía asegurarse de que todos los preparativos estaban en orden para el gran día.
Tras esta charla, Catalina entró en una fuerte depresión y consumida por la tristeza se dirigió a sus aposentos, donde pasó toda la tarde y hasta bien entrada la noche llorando sobre su cama. Se quedó dormida por varias horas y cuando despertó se dio cuenta que ya era de noche.
Presa de su enorme tristeza, se levantó y, sabiendo que el resto de la casa dormía, corrió hacia la planta baja de la casa. Ella quería huir de allí e irse bien lejos, para así evitar el contraer matrimonio con aquel hombre mayor al que no quería. Los sirvientes de la casa y su padre tenían las llaves de la vieja cerradura muy bien guardadas, por lo que Catalina se vio encerrada.
Según dice la leyenda, presa del pánico y sin saber qué hacer para poder escapar de su futuro que se veía a cada hora más cercano. Catalina decidió quitarse la vida y se arrojó al viejo pozo de la casa que los sirvientes utilizaban para sacar agua para cocinar, lavar y limpiar.
A la mañana siguiente, cuando una de las criadas fue al pozo para sacar agua, se dio cuenta de que algo le impedía subir el cubo. Un rayo de luz desveló el cuerpo flotante y sin vida de Catalina, lo que se pudo oír a continuación fue un grito ensordecedor de la sirvienta: ¡Niña Catalina!
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Personajes del Cluedo en Vivo
Francisco Lercaro
Es un hombre de unos cincuenta y tres años de edad y un prestigioso Teniente General de Tenerife que vino desde Italia y que decidió asentarse en la isla tras la conquista. Se casó con Catalina Justiniani y juntos tuvieron una hija, Catalina. Posee una buena fortuna, pero es muy ambicioso y nunca se conforma con lo que tiene. Quiere muchísimo a su mujer y su hija, sobre todo a esta última a la cual quiere que tenga una buena vida con un marido que le mantenga.
Catalina Justiniani
Es una mujer de unos cuarenta y cinco años de edad y fue la hija de un buen conocido escribano de la ciudad de La Laguna. Su padre la obligó a casarse con Francisco Lercaro, para aumentar la fortuna de la familia y para unir a dos familias italianas. Cuando Catalina dió a luz y tuvo la noticia de que el bebé era niña, se prometió a sí misma y al bebé que siempre la cuidaría y que no permitiría que su hija sufriera su misma suerte. Con ello se refería a que lucharía porque su hija se casase con alguien a quien amase de verdad.
El Cacique Alonso, el futuro marido
Es un respetado Cacique de Tenerife el cual tiene una gran fortuna. Alonso es mucho más mayor que Catalina Lercaro, ronda los cincuenta años y ha contraído matrimonio dos veces. Sin embargo, sus matrimonios no fueron duraderos, porque sus respectivas esposas fallecen a los 3 años de casados debido a la peste.
Domingo, mayordomo
Es un señor que ronda los cincuenta y cinco años de edad. Siempre ha servido a la familia de los Lercaro y cuando el señor Francisco contrajo matrimonio con Catalina Justiniani, el padre de Francisco le pidió a éste que se lo llevara a su nueva casa. Domingo supervisa el trabajo del resto de sirvientes y criados de la casa.
Blanca, la criada de la señora Justiniani
Es una joven de unos veinticinco años de edad que se encarga de acompañar a la señora Catalina a todos los lugares donde ella va. Está llena de vida y desea con ansias casarse con un mozo que vive en Santa Cruz. Siempre realiza todas las tareas y encargos que le manda la señora con rapidez y eficiencia. Ama su trabajo, pero desea el momento de poder tener su propia casa y sus criadas.
Aurelio, el criado del señor Lercaro
Es un señor de unos cuarenta años de edad, que ha sido el criado del señor Lercaro desde que nació. No le gusta mucho su trabajo, porque considera al señor Lercaro un hombre demasiado poderoso y que se aprovecha de dicho poder. Está casado con Alessandra, una de las sirvientas de la familia, con la cual están a la espera de un bebé. Ama a su esposa, pero la idea de tener un hijo no le gusta mucho, porque significaba otra boca más que alimentar.
Letizia, la criada de Catalina Lercaro
Es una señora de unos cincuenta años de edad que llega a la casa de la familia Lercaro cuando la señorita Catalina tenía tan solo seis años. Es una mujer que impone mucho y que siempre corrige a la señorita Catalina sobre cómo debe de comer, comportarse, sentarse, caminar, hablar… No le gusta ser la criada de la señorita Catalina, porque siente que ésta no la respeta. Siempre que la señorita Catalina hace algo que ella considera que está mal o fuera del comportamiento de una joven, se lo cuenta a su padre en busca de un buen castigo que nunca llega.
Candelaria, la doncella de Catalina Lercaro
Es la más joven de la casa con solo dieciocho años y es la hija de Valentina, la cocinera. Tiene una muy buena relación con la señorita Catalina, son como hermanas, se lo cuentan todo y siempre están haciendo bromas entre ellas y con el resto del servicio de la casa. Le puso muy triste conocer la noticia de que la señorita Catalina tenía que casarse con un hombre más mayor que ella, al cual no amaba.
Elvira, hermana de Catalina Justiniani
Es una mujer de unos cincuenta años de edad que se quedó viuda hace dos años y por ello se fue a vivir a la casa de su hermana Catalina. Quiere mucho a su hermana, pero envidia la vida que tiene y sobre todo su familia. Se casó con un hombre que la maltrataba y que no le era fiel. Desea con ansias ser madre, por eso tiene un cariño especial hacia su sobrina. Sin embargo, posee un carácter muy frío y distante.
Juan Alfredo, chófer de la familia
Es un joven de unos treinta años de edad que comienza a trabajar para la familia Lercaro hace pocos meses. Es un aventurero y quiere poder viajar y salir de la isla y conocer Europa. Tiene una muy buena relación con las demás personas que sirven a la familia y una estrecha relación con el señor Lercaro. Siempre que tiene que llevar a la señorita Catalina a algún lugar deja dentro del carruaje un pequeño ramo de margaritas, las preferidas de la señorita.
Alessandra, sirvienta 1
Es una mujer de unos treinta y tres años de edad que sirvió a la familia Justiniani en los últimos años de vida del padre de la señora Catalina. Gracias a la unión de la señora con Francisco Lercaro, pudo conocer a Aurelio del cual se enamoró perdidamente hasta que contrajeron matrimonio. Tres meses antes de la muerte de la señorita Catalina, supo que se había quedado embarazada y era algo que siempre había deseado. Cuando se lo comentó a Aurelio pudo sentir en su mirada una gran decepción y miedo, pero eso no la frenó en seguir a delante con el embarazo.
Albertina, sirvienta 2
Es una mujer de unos cuarenta y cinco años de edad que desde que nació tuvo una vida de sirvienta. No sabe hacer otra cosa en su vida que no sea servir. No tiene muchas ambiciones en la vida desde que perdió a su hijo con tan solo cinco años. Desde entonces vive en una depresión continua.
Manuel, sirviente 1
Es un hombre de unos treinta años de edad que cambia de residencia, desde Gran Canaria a Tenerife, a los veinte años en búsqueda de un trabajo. Hizo buenas migas con Juan Alfredo, ya que ambos tenían no solo la misma edad, sino el mismo sentido del humor. Siempre que puede se escapa de su trabajo para ir con Juan a la Verdellada y observar la ciudad de La Laguna desde arriba.
Octavio, sirviente 2
Es un señor que ronda los cincuenta años de edad y que toda su vida ha servido a varias familias de Tenerife. Tiene una enfermedad terminal que le impide subir las escaleras de la casa, por eso siempre se encuentra en la planta baja. Está enamorado de Elvira, la hermana de la señora Catalina, pero por más regalos que le compra y poemas que le dedica no consigue ablandar su corazón.
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